Aunque no recibiera la merecida trascendencia, uno de los ámbitos en los que más novedades hubo en el Mobile World Congress fue el de los pagos móviles. Los lanzamientos de Visa y MasterCard, así como el anuncio de que PayPal Here aterrizará en Europa el próximo verano, han engrosado la lista de compañías que tratan de anclar su posición en este mercado. En la actualidad, hay una gran cantidad de procedimientos para el pago móvil, y esto que es normal en una fase embrionaria, empieza a ser una barrera para el éxito de tal o cual iniciativa. Dependerá de sus alianzas, más de lo optimizada que esté su tecnología. Los consumidores no necesitan el sistema más puntero, sino el más accesible.
Así, es lógico que el alcance comercial adquiera una importancia mayor que la tecnología. De hecho, lo que falta crear es un entorno propicio para la aceptación de métodos y procedimientos por parte del usuario. A falta de una estandarización, cada actor implicado intenta llevarlo a su terreno. Los fabricantes apuestan por el hardware, mientras que los propietarios de sistemas operativos acuden a las aplicaciones y los operadores confían en la fuerza que les dan las tarjetas SIM en manos de sus clientes. En medio, las entidades financieras se cuelan como invitados necesarios, con su larga tradición de intermediarios.
Resultado: en estos momentos el mercado está en plena efervescencia, y en ninguna parte se nota con tanta claridad como en Estados Unidos. La proliferación implica que habrá algunas compañías que se quedarán por el camino. De hecho, algunas iniciativas han caído, como la de VeriFone, que explicó su capitulación por la imposibilidad de hacer beneficios en un mercado dominado por PayPal Here y Square, con bases de usuarios más sólidas y, aun así, insuficientes. Otra propuesta que puede ir por el mismo camino es la de Groupon Payments, que como las dos citadas basa su perspectiva en ser adoptada por los comerciantes.
El caso es que, con o sin trascendencia mediática, los sistemas de pagos móviles están procesando un total de 171.500 millones de dólares, según cifras de Gartner a escala mundial sobre 2012. Otra consultora, Forrester, calcula que sólo en Estados Unidos este mercado crecerá a un ritmo deñ 48% anual hasta 2017. Y ante esta tesitura, existe una doble aproximación: centrarse en los comerciantes o en los usuarios.
El método de pago de PayPal, filial de eBay, así como el de su rival Square utilizan un dispositivo que convierte a un smartphone o una tableta en un medio para registrar la transacción. Es – dicen sus partidarios – más cómodo para el usuario final, porque son los vendedores quienes han de adoptar la tecnología, mientras que el cliente se limita a usar su tarjeta de crédito o débito para hacer la transacción.
Estos dos sistemas, con su planteamiento innovador, están procesando un volumen de pagos móviles que ronda los 10.000 millones de dólares cada uno. Pero hay más propuestas en danza. Google Wallet, por ejemplo, tiene la ventaja de su identificación con Android. Por supuesto que los operadores móviles tienen algo que decir, pero su estrategia consiste en forjar alianzas.
En el Mobile World Congress, las dos entidades líderes del negocio de tarjetas, MasterCard y Visa, renovaron sus opciones. El PayPass de la primera se ha convertido en MasterPass, y desde el próximo verano va a permitir que se hagan transacciones utilizando NFC y códigos QR. La alianza de MasterCard con Orange se une al respaldo de los bancos Santander y Citi. Una singularidad es que se podrá usar con tarjetas diferentes a las de MasterCard.
Se ratifica el primer plano de NFC, aunque está lejos de implantarse a gran escala. Los usuarios, mayoritariamente, no son conscientes de ella, y los comercios no se sumarán a estas iniciativas mientras no vean que hay una base de clientes dispuesta a utilizar el medio de pago. Aunque lleva años en el candelero, NFC no deja de ser una tecnología nueva; se impondrá al cabo del tiempo, pero requiere más tiempo que la adopción de un método tan sencillo como el accesorio de Square.
Visa pone su empujón para el despegue de NFC. Ha anunciado su cartera digital V.me, también prevista para el verano, estación en la que todas las iniciativas pretenden confluir, probablemente pensando que el turismo les dará una oportunidad. V.me, entre otras funciones, permitirá comprar productos escaneando códigos QR. La alianza con Samsung ha sido un gran paso para Visa, por la gran cantidad de usuarios de los móviles de la marca coreana.
Precisamente, la fragmentación del mercado de los pagos móviles se ve con claridad en la postura de Samsung, que contempla incorporar otras líneas de productos, como televisores y electrodomésticos. En Barcelona se anunció que los terminales Galaxy – el S4, presentado la semana pasada – llevan de serie un medio de pago respaldado por Visa, con lo que adquiere pleno sentido la actitud de este fabricante, que lleva un par de años integrando NFC en sus dispositivos de gama alta. Pero, además, ha lanzado su propio Wallet, como servicio para que sus clientes puedan comprar entradas, así como productos físicos escaneando el código.
A Samsung se le ha reprochado que su aplicación Wallet se parece demasiado a Passbook, de Apple, que permite escanear códigos de barras en las tiendas de la marca, así como adquirir entradas a espectáculos. Más allá de esta anécdota, Samsung sigue arropando su estrategia de alianzas, pues su cartera virtual es apoyada por la aerolínea Lufthansa y por sitios de reservas como Booking.com y Hotels.com.